Hoy en la Eucaristía el Padre se refería a la palabra “diablo” como “el que pone obstáculos”, por eso es que el camino de Dios no es fácil, a pesar de que Él quiera tu completa felicidad y que estés siempre en su presencia, existen las tentaciones… Tentaciones que debemos superar para poder avanzar con paso cada vez más firme en ese camino.
Pero a pesar de esos obstáculos, el camino de Dios está lleno de Luz, de señales que te ayudarán a soportar todo lo que se te presente, siempre y cuando no te dejes invadir por la oscuridad que tratará de rodearte, de cubrirte, de alejarte… Esa oscuridad que intentará con todas sus fuerzas de hacerte perder el rumbo.
Sin embargo, es posible que caigamos en la tentación, es posible que entremos en la oscuridad, es posible que pensemos que no podemos avanzar más… Y cuando eso pasa, no logramos escuchar con claridad una voz suave que nos dice:
“Soy yo, no temas”. Es la voz de Jesús, acompañándote ¡¡EN CUALQUIER SITUACIÓN!!
Él sabe lo que significa cargar con una cruz pesada en la espalda y caer, no una, sino dos, tres y muchas veces. Pero sobre todo, Él sabe lo que significa que nadie esté allí para ayudarte a levantar.
Por eso, no quiere que tú pases por lo mismo que Él pasó. Por eso siempre está junto a ti, ayudándote con tu cruz, cargándote cuando no tengas fuerzas, alentándote a seguir, y siempre mostrándote ese amor que el Padre te tiene porque estás esforzándote para conseguir la Resurrección.
Las tentaciones, tribulaciones, obstáculos, dificultades siempre estarán pues el demonio siempre estará ahí, asechándote como león hambriento… Queda de parte tuya no tenerle miedo, y enfocarte únicamente en la voz de Jesús, suave como la seda que día a día te impulsa diciendo: “Adelante, yo estoy contigo”
“En seguida Jesús les dijo: «Ánimo, no teman, que soy yo.»”
(Mateo 14, 27)
Venezuela
@aniramos16
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