miércoles, 5 de marzo de 2014

No temas - 4 marzo.

Uno de los dones del Espiritu Santo que se ha olvidado en nuestra sociedad actual, es el don de la PIEDAD.

Principalmente, veamos la definición de piedad: la RAE la define como una virtud que inspira, por el amor a Dios, tierna devoción a las cosas santas, y, por el amor al prójimo, actos de amor y compasión. Mientras que en wikipedia que se refiere a la compasión, la clemencia o la misericordia que se tiene hacia algo o alguien.

Ahora, por qué digo que se ha olvidado?

Es que mediante este don, el Espíritu sana nuestro corazón de todo tipo de dureza y lo abre a la ternura para con Dios y para CON LOS HERMANOS. Con la piedad desarrollamos un afecto filial hacia Dios considerandolo como Padre bueno y un sentimiento de fraternidad universal hacia todos los hombres, viéndolos como hermanos e hijos del mismo Padre.

Este don esta muy ligado con la solidaridad y la caridad, la cual es una de las virtudes teologales de nuestra Iglesia, considerándola como aquella virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas por Él mismo y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios (Catecismo de la Iglesia católica, 1822) Aparte, la caridad tiene por frutos el gozo, la paz y la misericordia; siendo ésta ultima, uno de los sustantivos empleados por wikipedia en la definición de piedad.

En aquellos momentos en los que tenemos problemas, tribulaciones o sentimos un vacío que no puede ser llenado con cosas terrenas y tenemos la necesidad de recurrir a Dios para obtener gracia, ayuda y perdón; este don orienta y alimenta esa necesidad, enriqueciéndola con sentimientos de profunda confianza en Dios, Padre bueno.

En catholic.net encontramos que el don de la piedad, además, extingue en el corazón aquellos focos de tensión y de división como son la amargura, la cólera, la impaciencia, y lo alimenta con sentimientos de comprensión, de tolerancia, de perdón. La piedad está, por tanto, en la raíz de la nueva comunidad humana, que se fundamenta en la civilización del amor.

Juan Pablo II sobre este don dijo:

“Con el don de la piedad el Espíritu infunde en el creyente una nueva capacidad de amor, haciendo su corazón de alguna manera participe de la misma mansedumbre del Corazón de Cristo. El cristiano «piadoso» siempre sabe ver en los demás a hijos del mismo Padre, llamados a formar parte de su familia, que es la Iglesia. Por esto él se siente impulsado a tratarlos con la solicitud y la amabilidad propias de una genuina relación fraterna”.

Sabemos que todos somos parte de la Iglesia, somos una familia, practiquemos este don con nuestro projimo, para enseñarles mediante el testimonio a ver a los demás como verdaderos hermanos, hijos del mismo Padre.

“No teman al rey de Babilonia, que tanto susto les causa; no lo teman, dice Yavé, pues estoy con ustedes para salvarlos y para librarlos de sus manos. Yo pondré en su corazón sentimientos de piedad hacia ustedes, y él se compadecerá de ustedes, permitiéndoles que vuelvan a su patria.”







Por: Analicia Ramos
Venezuela
@aniramos16

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