Esa es razón suficiente para invitarles hoy a que dejen a Dios entrar en sus vidas… Que dejemos que sea Él quien transforme esas actitudes que no están de acuerdo con su misión evangelizadora, que sea Él quien renueve nuestro corazon… Dejemos que EL NOS DE SU PAZ!
Cuando una persona se convierte, en el cielo se hace una fiesta porque Dios ahora tiene una persona más para llevar su mensaje de amor y salvación, una comunidad más, un colegio o universidad más… Sabes lo que eso significa? Serian muchas más personas que podrán ver en alguien un ejemplo, que puede hacerles ver la vida de manera diferente… Un testimonio que puede hacerles preguntarse “¿Por qué ese cambio? ¿Qué le pasó?” Y esa inquietud, irrevocablemente los llevara a un solo lugar… A Dios.
Particularmente este tiempo de cuaresma es propicio para esta tarea… La conversión, la reconciliación con Dios… Es el tiempo de preparar y renovar corazones para la celebración de la Pascua, y así para revivir la pasión de nuestro Señor Jesucristo con un corazon nuevo y limpio
Esto último, es de suma importancia… La Iglesia celebra cada año esa Pasión de nuestro Señor, como la mayor de las fiestas… Ya que es a través de su muerte y resurrección que somos salvos.
Una frase que debe ser de gran importancia para nosotros como cristianos es:
“Sin cruz, no hay Resurrección”
Alguna vez pensaron la magnitud de esa pequeña frase?
En ella se hace una hermosa relación entre nuestra vida y lo que significa el camino de Dios, usando el acto de amor más perfecto. Simplemente nos hace referencia a que sin dificultades y tribulaciones, no lograremos purificar nuestra alma y corazon, buscando siempre ser más parecidos a Cristo.
Nos dice que el camino de Dios no es fácil, pero es el que nos llevara a la Salvación. Nos recuerda, que sin oscuridad nunca sabremos el valor de la Luz. Que sin desierto, no tendremos ese manantial de agua viva que Dios nos brinda.
No tengamos miedo a ese “camino al calvario”, es el único que nos llevará a la cruz y más importante aun a la Resurrección.
“En eso Jesús les salió al encuentro en el camino y les dijo: «Paz a ustedes.» Las mujeres se acercaron, se abrazaron a sus pies y lo adoraron. Jesús les dijo: «No tengan miedo. Vayan ahora y digan a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allí me verán.»”
(Mateo 28, 9-10)
Por: Analicia Ramos
Venezuela
@aniramos16
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