sábado, 1 de marzo de 2014

No temas - 11 febrero.

La mayoría de las veces tenemos una concepción de nosotros mismos como individuos débiles, y en parte es cierto, porque la Fortaleza aparte de ser una cualidad, es un don.
Mas específicamente, uno de los 7 dones que el Espíritu Santo puede regalarnos, pero que debemos trabajar para consolidarlo, para hacerlo parte de nosotros!

Si investigamos un poco, encontraremos que la fortaleza es el don del Espíritu que sostiene la virtud moral que llamamos de la misma manera.
El hombre, diariamente experimenta la propia debilidad, especialmente en el campo espiritual y moral. Cede, quizá sin darse cuenta, a los impulsos, a la tentación y a las presiones de la sociedad o su entorno. Este don nos ayuda básicamente a RESISTIR!!
Porque, para realizar valerosamente lo que Dios quiere de nosotros y sobrellevar las contrariedades de la vida, requerimos de este don.

Juan Pablo II decía que "el don de la fortaleza es un impulso sobrenatural, que da vigor al alma no solo en momentos dramáticos como el del martirio, sino también en las habituales condiciones de dificultad: en la lucha por permanecer coherentes con los propios principios; en el soportar ofensas y ataques injustos; en la perseverancia valiente, incluso entre incomprensiones y hostilidades, en el camino de la verdad y de la honradez”.

Cuando experimentamos las debilidades de nuestra naturaleza humana, tenemos que invocar del Espíritu Santo el don de la fortaleza para permanecer firmes en el camino del bien.
No somos los primeros cristianos que conocerán la debilidad de mente y cuerpo, así como también, no seremos los últimos en superarla gracias a la FORTALEZA!

Entonces podremos repetir con San Pablo: “Me complazco en mis flaquezas, en las injurias, en las persecuciones y las angustias sufridas por Cristo; pues, cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte” (2 Cor 12, 10).

No temas ante tus propias debilidades, Dios sabe que las tienes y te ofrece una solución, te ofrece un don, un regalo... Queda de tu parte saber aprovecharlo y apreciarlo.

"Luego me dijo: «No temas, hombre predilecto. ¡La paz esté contigo! ¡Sé fuerte y valeroso!». Mientras él me hablaba, recobré las fuerzas y le dije: Que hable mi Señor, ya que me has fortalecido»."

(Daniel 10,19)







Por: Analicia Ramos
Venezuela
@aniramos16

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