viernes, 14 de marzo de 2014

No temas – 14 marzo.

Lo que determina la humildad de tus intensiones al hacer una petición es: el agradecimiento.

Un verdadero agradecimiento vale más que el favor que se te ha concedido, porque mientras que ese favor puede ser de cualquier índole, el ser agradecido es un don del corazón y con cada agradecimiento estás permitiendo que otros puedan ver un poco de lo que hay en el tuyo.

Cuando sabes mostrar realmente tu gratitud hacia las personas que te han ayudado, haces que ellas se sientan bien, satisfechas por haberlo hecho, y eso también los motiva a ayudar a otras personas, en la medida de sus posibilidades.

Date cuenta que al ser agradecidos con otros, también estas contribuyendo a que ellos sean generosos al querer ayudar a otras personas y sean agradecidos con los demás.

El dinero puede pagar muchos favores, pero un “gracias” desde un corazón sincero es mucho más gratificante.

Piensa en todo lo que otras personas han hecho por ti en algún momento de tu vida, incluso cosas que hagan cotidianamente y por ello no han recibido la gratitud que merece. Pero no te quedes con ello, analiza, reflexiona!! Y comienza a ser más agradecido con las personas, sobre todo a quienes están siempre allí, apoyándote y ayudándote… Es todo lo que ellos necesitan.

También recuerda que tienes un Padre que ha escrito en su Palabra “pidan y se les dará” pero no por eso dejarás de agradecerle todo lo que A DIARIO te regala.

TU VIDA Y SU AMOR son los regalos más grandes que Él puede ofrecerte… Agradece como es debido!!

Cuando tenemos problemas siempre oramos pidiendo su ayuda, su protección, su guía y tantas cosas más. Pero cuando sentimos que nos ha dado lo que pedimos… ¿Hemos agradecido verdaderamente?

Para Dios tu agradecimiento es sinónimo de “atención” porque significa que no te has olvidado de Él en ningún momento, ni en las buenas ni en las malas. Le dice que no has olvidado que no eres tú quien lo hará todo posible sino Él, según su Voluntad.

Nuestro agradecimiento le muestra la humildad que habita en nuestro corazón, al recordarle que sabemos que sin Él nada somos, que sabemos su poder y lo respetamos, que conocemos nuestra pequeñez y la aceptamos.

“¡No temas, tierra, alégrate y regocíjate, porque el Señor ha hecho grandes cosas!”
(Joel 2,21)





Por: Analicia Ramos
Venezuela
@aniramos16

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