sábado, 22 de marzo de 2014

No temas – 22 marzo.

Uno de los frutos del Espíritu Santo que lamentablemente tiende a ser malinterpretado y hasta desconocido es la Mansedumbre, aun cuando ésta es tan necesaria para un cristiano.

Según su definición, la Mansedumbre es la virtud que modera la ira y sus efectos desordenados, creando una especie de “barrera” ante el mal, ayudando a la persona a mantener su comportamiento según sus creencias. Es una forma de templanza que evita todo movimiento desordenado de resentimiento por el comportamiento de otro.

La mansedumbre es simplemente una actitud de humildad, opuesta totalmente a la arrogancia, la vanagloria, el orgullo y el despotismo contra los pobres y los débiles. Esta virtud contrarresta totalmente esa ira que hace que la persona “explote” en un mar de insultos y malos tratos.

"Mansedumbre, dominio de sí; contra tales cosas no hay ley". -Gálatas 5,23

Pero el punto importante, que es quizás la razón por la cual esta virtud es malinterpretada, es que la verdadera mansedumbre no se demuestra en una degradación o subestimación de uno mismo. La mansedumbre hace que la persona sea cortés, considerada y servicial con los demás, sin importar quiénes sean. Otro aspecto de la mansedumbre es que no impulsa a la persona a defenderse ni mucho menos atacar a los que le atacan. Lo que hace es dejar su causa en las manos de Dios y esperar que el Espíritu Santo se encargue de su situación. Y, por supuesto, Dios actuará a su favor.

Queda de parte de nosotros pedirle al Señor que infunda en nuestros corazones el fruto de la Mansedumbre a través del Espíritu Santo, pero también tengamos presente que debemos ayudarlo, y esforzarnos para fortalecer y acrecentar esa gran virtud, para que, llegado el día en el cual se ponga a prueba, salgamos victoriosos.

Recordemos también que cuando la paz está bien asentada en el corazón, no le cuesta a la mansedumbre reprimir los movimientos de cólera; el alma sigue en la misma postura, sin perder nunca su tranquilidad. Porque al tomar el Espíritu Santo posesión de todas sus facultades y residir en ellas, aleja la tristeza o no permite que le haga impresión y hasta el mismo demonio teme a esta alma.

“Sepan pues que, de generación en generación, los que esperan en Dios no serán vencidos. No teman las amenazas de un hombre que va en contra de Dios, porque su gloria terminará en la basura y en la podredumbre.”







Por: Analicia Ramos
Venezuela
@aniramos16

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