viernes, 28 de febrero de 2014

No temas - 8 febrero.

Los errores, equivocaciones, desilusiones, las situaciones no gratas, críticas negativas... Crees que existen solo para hacerte sentir mal? Solo para entristecerte o molestarte? Sin algo con lo que quedarse aparte del recuerdo del enojo?

No hermano(a), todas esas cosas tienen un gran propósito, casi siempre ligado a fortalecerte en mente, cuerpo y espíritu!! La cuestión es que TÚ busques la enseñanza escondida en esas situaciones, el lado positivo, la manera de crecer y madurar a través de ellas.

Una de las demostraciones más grandes de que de lo malo se puede obtener algo bueno, somos nosotros... En realidad somos nosotros y nuestro pecado.

Llega un punto en nuestra vida donde chocamos con la realidad y por fin reconocemos que somos pecadores y que ese pecado ofende a Dios una y otra vez, reconocemos que El es nuestro Padre amoroso, Creador bueno y que no debemos ofenderle en ninguna circunstancia. Es allí donde nos vemos avergonzados por ese pecado y no queremos volver a sentirnos así... Recurrimos al perdón dado por Dios a través del sacerdote y luego de eso hay un gran cambio en nuestra vida... Tenemos temor de Dios!

En mi opinión, ese don a veces llega después de habernos arrepentido verdaderamente de nuestro pecado, hasta el punto de no querer ofender a Dios nunca mas... Y aunque eventualmente caigamos en tentación, siempre queremos sentirnos perdonados por Dios!

Otro ejemplo podría ser esa paz infinita que se siente luego del sacramento de la confesión y comunión, y aunque NO es el deber ser... En esas circunstancias, el pecado te hace apreciar el perdón!
O cuando estamos en sequía espiritual, cuando logramos sentir de nuevo a Dios es como si fuera la primera vez que lo sentimos en nuestra vida!

A veces es necesaria la oscuridad para apreciar mejor la luz... Es necesaria la lluvia para conseguir un arcoíris...
No temas ante esas situaciones, procura pensar en lo bueno que se oculta en ellas!
"Y así como ustedes, pueblo de Judá y pueblo de Israel, fueron una maldición entre las naciones, así yo los salvaré, y ustedes serán una bendición. ¡No teman! ¡Que sus manos se fortalezcan!"
(Zacarías 8, 13)






Por: Analicia Ramos
Venezuela
@aniramos16

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