Y es que Dios desde el día de tu nacimiento se compromete a amarte y protegerte. Y el día que aceptas su llamado, lo dejas entrar en tu vida y decides creer en El por convicción... Renueva ese compromiso contigo, pero esta vez estableciendo su total confianza y lealtad a ti, estableciendo que eres suyo y que ninguna criatura puede hacerte ningún mal porque El escribió tu nombre en la palma de su mano y tu ser nunca escapara de su mirada atenta.
Ese compromiso también significa que no debes sentirte solo y sin fuerzas suficientes, porque contigo estará un Dios todopoderoso, que está dispuesto a luchar junto a ti todas tus batallas. Que está dispuesto a luchar por ellas incluso cuando tú no quieras hacerlo.
Un Dios que se preocupa en formarte, no solo con palabras sino con hechos y situaciones concretas, donde El mismo te guiará hasta que aprendas lo necesario para ser cada día una mejor persona.
Cuando algo nos pertenece tratamos de cuidarlo siempre no?
Bueno, cuando logremos mentalizarnos en que pertenecemos a Dios, dejaremos ir muchas de nuestras preocupaciones.
"Y ahora, así te habla Yavé, que te ha creado, Jacob, o que te ha formado, Israel. No temas, porque yo te he rescatado; te he llamado por tu nombre, tú eres mío. Si atraviesas el río, yo estaré contigo y no te arrastrará la corriente. Si pasas por medio de las llamas, no te quemarás, ni siquiera te chamuscarás."
(Isaías 53,1-2)
Por: Analicia Ramos
Venezuela
@aniramos
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