viernes, 28 de febrero de 2014

No temas - 6 enero.

El llamado de Dios es algo tan simple y complicado a la vez.

Simple por como nos llama, Él no abre el cielo para gritar tu nombre y que todos lo vean, sólo te lo hace a ti de forma casi imperceptible y en todo tipo de situaciones, donde simplemente te invita a ser bueno y actuar según su palabra.
Es complejo porque su llamado lleva inmerso una decisión... ¡TUYA! Él como padre bueno te deja elegir si quieres escucharlo o no, sin juzgarte. Y aparte, su llamado trae consigo un gran compromiso, de hacer lo que Él te invita ¡CON AMOR!

No espero que todos le digamos siempre que si, tampoco creo que Dios lo espere. Pero siempre existirá para todos el momento de aceptar. Y cuando lo hagamos, no debemos temer, porque con su llamado también hay implícita una promesa, de no abandonarnos y de ayudarnos con todos nuestros obstáculos.

Está atento siempre a la voz del Señor, y no analices el por qué te llama a ti... Sino más bien el "para qué" lo está haciendo.

"Dios habló a Israel durante la noche en una visión y le dijo: ¡Jacob!, ¡Jacob!. Aquí estoy, contesto él. Y Dios prosiguió : Yo soy Dios, el Dios de tu padre. No temas bajar a Egipto, porque allí te convertiré en una gran nación."
(Génesis 46, 2-3)



Por: Analicia Ramos.
Venezuela.
@aniramos16 

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