jueves, 11 de septiembre de 2014

No temas - 11 septiembre.

Hay una frase que me gusta mucho que dice algo como "No se logra ver un arcoiris sin tener antes un poco de lluvia"... llevándolo a la vida es una analogía muy cierta.

Conseguir el éxito de alguna meta o proyecto siempre requerirá de un sacrificio, de un esfuerzo, de un trabajo duro, pues cuando te propones lograr algo lo peor que puedes hacer es sentarte a esperar que caiga del cielo o Que alguien más lo haga por ti.

En ese caso, esa meta jamás podría considerarse como "tuya", ya que no está presente en ningún momento algo que este hecho por ti para conseguirlo!
Muchos pensarán que este tipo de cosas no suceden pero en realidad se sorprenderían de todos los casos que podemos encontrar... Por ejemplo, Papás que compran títulos para sus hijos sólo por el qué dirán, por la sociedad.

Pero, ese no es el tema, la realidad es que El sacrificio es una decisión individual, no importa que sea un objetivo en conjunto, cada quien es libre de elegir cuanto trabajar por ese objetivo. Tampoco es una decisión tomada bajo una orden, ya que eso sería más una responsabilidad que un sacrificio, porque hay un compromiso con alguien externo, en el sacrificio el compromiso es contigo mismo.

Lo que si te puedo asegurar es que el sacrificio es un hecho que puede darte las mejores satisfacciones, porque no hay nada más gratificante que lograr algo por lo que trabajaste duro, por lo cual te esforzaste. Sé que cada quien puede pensar en por lo menos una meta u objetivo que haya sido logrado con sacrificio y no sentirte satisfecho y orgulloso de ello.
Cuando decides esforzarte por algo debes estar preparado para todo, pues nadie sabe cuanta "lluvia" será necesaria para conseguir tu arcoiris, pero por experiencia propia, puedo asegurar que no importa cuán duro sea escalar la montaña, todo el dolor, preocupación, obstáculos, lagrimas, presión, todo el sacrificio se hace nada cuando estás en la cima de esa montaña, viendo el paisaje que Dios tenía preparado para ti.
Muchas veces Dios nos prueba para saber cuanto podemos sacrificarnos por El, cuánto estamos dispuestos a dar... Lo hermoso de sacrificarse por Dios es que nunca quedas vacío, y todo el cansancio es opacado por el gozo y la paz con la que el Espíritu Santo te premia.

"No teman, animales del campo! Los pastizales de la estepa han reverdecido, los árboles producen sus frutos, la higuera y la viña dan sus riquezas. ¡Alégrense, habitantes de Sión, regocíjense en el Señor, su Dios! Porque él les ha dado la lluvia de otoño en su justa medida, e hizo caer sobre ustedes, como en otros tiempos, el aguacero de otoño y de primavera."
(Joel 2,22-23)




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