Se basa simplemente en devolver a una persona un mal que te haya causado anteriormente esa persona, pero la venganza comprende mucho más que eso, pues son muchos los sentimientos que pueden llevar a alguien a vengarse.
La ira, el odio, el rencor, están entre los primeros causantes de una venganza y fíjate que son también de esas fuerzas que intentan constantemente alejarte del amor de Dios.
Pero, aunque el término nos lleve a pensar de forma dramática, tal y como se presenta en las telenovelas, la realidad es que la venganza no siempre necesita de ese dramatismo para ser real, pues el hecho de no prestar apuntes a un compañero de clases que en días pasados tampoco te los prestó, también se considera venganza.
Todo lo que dejemos de hacer por alguien, pudiendo hacerlo y sabiendo que lo necesita, sólo porque anteriormente no lo hizo conmigo, o más aún, que esa persona no haya hecho nada por mi antes, puede considerarse como una venganza.
Acaso Dios dijo que hagamos el bien sólo a las personas buenas? O a quienes te han hecho favores? Acaso Dios dijo "da" al que te haya dado antes? Acaso Dios dijo que amaras a quien te ama únicamente?
Dios siempre nos habla en su Palabra del prójimo, de amar al prójimo, perdonar al prójimo, ayudar al prójimo... Y según la definición que conozco de prójimo, éste se refiere a cualquier persona, conocida o no, buena o mala, alta o baja, flaca o gorda, familiar tuyo o no, que esté a tu alrededor. Nunca nos dice algún tipo de restricción en la definición.
Para qué entonces tomar venganza si no estamos para juzgar a nadie? Para qué si el llamado ha sido a amarnos? A ayudarnos?
No crees que enseñas una lección cuando decides no tomar el camino que la sociedad indica y ayudas a ese que te hizo mal? Y si no crees que tu logres enseñar, estoy segura que Dios si lo hace.
Ten cuidado, la venganza puede estar más presente en tu vida diaria que en una telenovela, pues la ira, el odio o el rencor no están fuera de tu alcance. Recuerda que no somos quienes para juzgar o condenar, pues somos pecadores al igual que los demás, somos hijos de Dios al igual que los demás, tenemos virtudes y defectos al igual que los demás, y al final seremos juzgados por Dios, al igual que los demás.
"Josué les dijo: «No teman ni tengan miedo, sean valientes y tengan ánimo, porque así tratará Yavé a todos los enemigos con los que tengan que pelear»."
(Josué 10,25)
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