Pero también sabemos que hay alguien capaz de liberar esas ataduras. Sabemos que hay alguien que en esos momentos en donde sentimos que el mundo se ha llevado toda nuestra libertad, puede romper las cadenas del pecado, los prejuicios, el rencor, orgullo y simplemente darnos vida plena en ÉL, darnos de su paz y tranquilidad.
Día a día, el pecado está lanzándote cadenas y sogas tratando de inmovilizarte, tratando de ahorcarte, y de que sumerjas tu vida en ese pecado… Pero Dios también día a día acude a ti, para ayudarte a escapar y librarte de todo mal.
Para librarte de esas ataduras solo necesitas una cosa, CREER Y CONFIAR en que Dios puede sacarte de allí, sólo necesitas dejar de ver tus manos atadas, para concentrarte en ese que está de pie frente a ti ofreciéndote su ayuda.
Las ataduras de la sociedad pueden ser incluso una “necesidad” para muchos, porque sino sienten que no “encajan” pero PARA TI, HIJO DE DIOS, solo una cosa es necesaria… El saber que existe un Dios que no nos creó para “encajar” en una sociedad que se deja llevar por el demonio y el pecado, sino para conformar su cuerpo, su Iglesia y para ayudar a construir su Reino aquí en la tierra.
Solo necesitamos saber que ese Dios nos ama y nos ha dado libertad de ser nosotros mismos, ser auténticos pues en la autenticidad encontraremos la forma de sentirnos bien con nosotros mismos, de sentirnos tranquilos y en paz, y así de esta manera poder servirle con amor… Mediante nuestro testimonio.
"No temas, pues, servidor mío, Jacob, dice Yavé, ni te asustes, Israel, porque yo acudo, desde lejos, para sacarte a ti y a tus hijos del país en que están cautivos. Jacob volverá y encontrará la paz y vivirá tranquilo, sin que nadie lo moleste."
(Jeremias 30, 10)
Analicia Ramos
Venezuela
@aniramos16
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