martes, 29 de abril de 2014

No temas – 28 abril.

Ayer la Iglesia Católica celebrara el día de Jesús de la Divina Misericordia, esa imagen de Jesús que trae esperanza a todos los cristianos. Ésta es una devoción especial que se comenzó a esparcir por el mundo entero a partir del diario de una joven monja polaca en 1930, quien en el 2000 fue proclamada Santa.
Santa María Faustina Kowalska, una monja polaca sin educación básica que, en obediencia a su director espiritual, escribió un diario de alrededor de 600 páginas que relatan las revelaciones que ella recibió sobre la Misericordia de Dios. Y el motivo de la celebración del día de ayer es porque en esas revelaciones de Jesús, Él le pidió en diversas ocasiones que se dedicara una fiesta a la Divina Misericordia y que esta fiesta fuera celebrada el domingo después de la Pascua.

En cuanto a la Imagen de Jesús de la Divina Misericordia se pueden recalcar dos elementos fundamentales, el primero son los rayos que irradia el corazón de Jesús. En las revelaciones a la Santa, Jesús explica el significado: "Los dos rayos significan la Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que justifica las almas. EL rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas…"."Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi misericordia cuando Mi Corazón agonizado fue abierto en la cruz por la lanza." (Tomado del Diario de María Faustina)

Esos rayos brotaron cuando Jesús se encontraba en la cruz, en un momento de total humillación para Él a causa nuestra; por ello, esos rayos representan la grandeza de su misericordia, que aun cuando nosotros, pecadores, lo hayamos hecho sufrir hasta su muerte, Él todavía acepta morir por nosotros y por el perdón de nuestros pecados.

El segundo elemento importante son las palabras “Jesús, en ti confío”. El deseo de Dios con ésta imagen y más concretamente, con esas palabras, es mostrarnos que lo único que necesitamos para obtener su misericordia es CONFIAR en Él, pues cuando ponemos nuestra confianza en Dios, todo problema se vuelve pequeño en comparación con su poder y misericordia… "Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de venir a la Fuente de la Misericordia para recoger gracias. Este recipiente es esta imagen con la firma: Jesús en Ti confío". (Tomado del Diario de María Faustina)

Otro dato importante acerca de la devoción a Jesús de la Misericordia es que en las revelaciones, Jesús nos hace un hermoso regalo. A todo aquel que se confiese y reciba la Santa Comunión en el día de la Misericordia le quedan perdonados y olvidados todos sus pecados y culpas. Yo personalmente no entendía eso, pues se supone que en el sacramento de la Confesión se te perdonan tus pecados, hasta que me lo explicaron de la siguiente manera: Cuando te confiesas tus pecados son “tachados” de la lista, borrados. Pero cuando lo haces en el día de la Misericordia es como si toda tu lista fuera arrancada.

“El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. En ese día están abiertas todas las compuertas divinas a través de las cuales fluyen las gracias. Que ningún alma tema acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como escarlata.” (Tomado del Diario de María Faustina)

Todo lo concerniente a la devoción de ésta imagen y el Diario de Santa María Faustina es sumamente interesante, y le permite al cristiano acrecentar su confianza en Dios, echar fuera los temores de su corazón y sobretodo, sentirse muy amado por Dios, pues en las revelaciones se muestra como el Dios amoroso, bueno, bondadoso y misericordioso que es. Te invito a leer todo el diario de esta Santa y regocijarte en el amor de Dios.
“Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mí misericordia (…) La humanidad no conocerá paz hasta que se dirija a la Fuente de Mi misericordia." (Tomado del Diario de María Faustina)
“Hijo, si te decides a servir al Señor, prepara tu alma para la prueba. Endereza tu corazón, sé firme, y no te inquietes (no temas) en el momento de la desgracia. Únete al Señor y no te separes, para que al final de tus días seas enaltecido. Acepta de buen grado todo lo que te suceda, y sé paciente en las vicisitudes de tu humillación. Porque el oro se purifica en el fuego, y los que agradan a Dios, en el crisol de la humillación. Confía en él, y él vendrá en tu ayuda, endereza tus caminos y espera en él. Los que temen al Señor, esperen su misericordia, y no se desvíen, para no caer. Los que temen al Señor, tengan confianza en él, y no les faltará su recompensa. Los que temen al Señor, esperen sus beneficios, el gozo duradero y la misericordia. “
(Sirácida 2, 1-9)

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