viernes, 10 de octubre de 2014

No temas - 8 octubre.

A veces he sentido que la perseverancia es un arma de doble filo... Muchas veces hemos hablado de hasta cuando dar, hasta cuando perdonar, hasta cuando amar... Pero en mi opinión, si nos preguntamos hasta cuando perseverar, la respuesta sería totalmente diferente a la de las anteriores preguntas.

No se ustedes, pero yo he vivido experiencias en las que el perseverar es algo errado.. Es posible, cierto?
Podemos enfrascarnos en tantas cosas superficiales, como Seguir pidiendo permiso para ir a algún lugar cuando tus papás ya te dijeron que no podías ir, o los esposos cuando discuten y cada uno continúa apoyando su punto de vista...
O cosas Que quizas para nosotros sean más importantes, como perseverar en una relación, amorosa o de amistad, en una responsabilidad, En un negocio, en tu punto de vista frente a otros.

Te parece que perseverar es bueno en todos los casos?

Ya sea por terquedad o convicción, cuando perseveramos estamos creyendo tan fuertemente en lo que queremos lograr u obtener que no siempre somos los más objetivos al respecto. Por eso, decía al principio que veo la perseverancia como un arma de doble filo.

Puede ser algo totalmente sano y bueno perseverar en diversas ocasiones, esas en las que pocas veces logras ver una salida a simple vista y lo que te toca es seguir avanzando, confiando, creyendo en que hay una luz al final del camino! ¡Perseverar hasta el triunfo!
Como también puede ser algo dañino, pues cuando hablamos de perseverar hay que escoger muy bien nuestras batallas. A veces sólo estamos insistiendo por miedo a dejar de insistir (Si, y creo que con ello me refiero a las responsabilidades, esas que pensamos que dejarlas está mal, es fallar y no siempre es el caso, porque el problema quizás no seas tu sino que no es momento para esa responsabilidad), por temor a la soledad (en caso de Perseverar en las relaciones que no dan para más), miedo a quedarte sin nada (Por ejemplo un estudiante que no le guste su carrera pero continúa ahí porque no tiene Como escoger o no se siente capaz de hacer, otra carrera) En fin, Por la razón que sea, en esos momentos "perseveramos en el error".

La perseverancia hay que sabe canalizarla, Y no me parece que pueda generaliZarse el hecho de como canalizarla, porque no todos tenemos la misma fuerza para batallar, ni la misma astucia para descubrir cuando hay que detenerse a pensar. Tampoco todos pasamos por las mismas circunstancias y mucho menos somos iguales unos con otros.

Sólo TU eres capaz de decidir hasta cuando es bueno insistir, hasta cuando es bueno caminar sabiendo que el viento no te deja avanzar, hasta cuando es bueno hablar a oídos necios, Como quien dice.

Pero la clave en el perseverar, no es saber cuáles batallas continuar Y cuáles analizar un poco más, Tampoco está en conseguir el punto exacto en donde es bueno Seguir o dejar de insistir... La clave está en ti, la clave está en sentirte bien con la decisión que has tomado, la clave es que a pesar de que hayas dicho "Hasta aquí llegué", tu corazón te diga "Bien hecho! Ánimo"

Desde mi testimonio puedo. contarles que, he perseverado en ambas direcciones... Es decir, cuando tenía Que hacerlo y cuando tenía que detenerme. Por eso siento que esta reflexión es desde mi experiencia.
Cuando he insistido, confiando en que las cosas debían mejorar, lo hicieron! No fue fácil, tampoco bonito, pero las cosas mejoraron y me sentí satisfecha de mi esfuerzo y ganas de querer lograr lo que me proponía.
Cuando he insistido a pesar de saber que ya era hora de parar, no me sentía a gusto conmigo misma, tampoco sentía que estaba valorandome como debía hacerlo! Eso me pasó cuando entendi que lo que estaba estudiando no era para mi, y no me valoraba porque sabía que podía dar mucho más de lo que estaba dando en donde estaba.
Eventualmente, decidí cambiar eso, y no hay un día en que no agradezca a Dios la oportunidad de darme cuenta a tiempo de que había que hacer algunos ajustes antes de continuar.

Incluso estuve en una situación donde reconocí el punto perfecto en el que era hora de detenerme... Lo hice, y justo como les mencioné mi corazón aplaudió ese hecho.

Es comprensible sentir temor en cualquier circunstancia, ya sea porque necesitas perseverar o descubrir que no debes hacerlo... Pero para todos los casos está un Dios que te conoce, y estoy segura de que si te apoyas en Él, si le cuentas y le preguntas, si le pides ayuda... El no te dejará desatendido.

"No temas, servidor mío, Jacob, dice Yavé, pues yo estoy a tu lado. Destruiré a todas las naciones adonde te arrojé, pero a ti no te exterminaré; te castigaré como lo mereces, pero no será una venganza."
(Jeremías 46, 28)




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