Este tiempo es una oportunidad para renovar el amor de todos los bautizados hacia la Mujer que Dios desde la eternidad escogió para nacer y dejarse cuidar por ella.
María la más humilde entre las mujeres es precisamente el modelo de toda mujer, especialmente de las madres, pues con su ternura, paciencia y amor maternal, nos enseña a servir y seguir a Cristo, su hijo y Señor Nuestro.
La Santísima Virgen María es por siempre la Reina del Cielo y de la Tierra, no hay santidad sin María, porque toda ella nos lleva a Cristo.
Es por ello en este mes, la Iglesia nos permite crecer personal y espiritualmente a través de esta Gran Mujer, Ejemplo de Fe, Confianza, SERVICIO Y AMOR.
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